martes, 26 de julio de 2011

Los ordenadores se queman...

Sí, es verdad, los ordenadores se queman. Y quizás de una forma sencilla, si no tenemos un poco de cuidado con ellos. ¿Y por qué se queman? La mayoría puede pensar que solo cuando se les arrima una cerilla o mechero, o por el hecho de trabajar cerca de una chimenea encendida... No, esto es evidente que no lo haremos de forma deliberada, pero hay otra causa mucho más dañina: el polvo.

Un ordenador genera una gran cantidad de calor, y si ese calor no es eliminado, puede llegar a fundir los componentes internos de la máquina. Para ello existen elementos internos que eliminan este calor: disipadores y ventiladores. Hasta aquí todo bien, todo normal. Todos los ordenadores llevan estos elementos y es algo transparente a nosotros. Pero hay un detalle importante en este proceso de ventilación. Para enfriar un ordenador es necesario meter aire limpio (normalmente a temperatura ambiente) para que el aire caliente sea expulsado. Esto es lo que hacen los ventiladores. Pero, ¿y si no puede entrar aire limpio? Alguno dirá: ¿y por qué no va a entrar? Pues por que no pueda entrar.

Una vez al año, normalmente en verano, suelo hacer limpieza en los ordenadores de casa. Como ejemplo detallaré aquí el ordenador que tengo en el salón, utilizado para ver la televisión, ver nuestras fotos y vídeos privados y en ocasiones acceder a Internet para que lo vea todo el mundo. Pues bien, una vez abierto este ordenador, podemos ver que tampoco está demasiado sucio, sobre todo el disipador que elimina el calor del procesador.


Ahora bien, aún no hemos quitado la tapa embellecedora del aparato, la que está delante. Esta tapa tiene una entra de aire por debajo y simplemente hace eso, embellecer. Procedemos a quitarla y...


¡Madre mía! ¡Qué cantidad de polvo! ¿Y qué hace este polvo? Evita que finalmente entre el aire limpio en el ordenador. Detrás de esa horrenda capa de polvo hay una rejilla bien grande y un ventilador que hace entrar el aire limpio. Bueno, al menos lo intenta, por que en esta situación es completamente imposible que entre prácticamente nada en el ordenador. Pues nada, procedemos a limpiarlo con una brocha que tengo dedicada a este efecto...


Como habréis podido ver, el problema es importante. Sin entrada de aire limpio, el caliente no se va, y por tanto, aumenta la temperatura interna de la máquina y finalmente... se quema. Ya aprovechamos y limpiamos todo lo que podemos, aunque sea con la antigua técnica del soplido (ojo con los alérgicos, que saldrá mucho, mucho polvo).

Síntomas: Ordenador caliente y sobre todo, aumento en el ruido, pues los ventiladores suenan más al no poder recoger aire nuevo y funcionan a mayor velocidad para tratar de conseguirlo.

Consejo: Limpiar los ordenadores de vez en cuando.

jueves, 14 de julio de 2011

Bolsas de farmacia

Existe un maravilloso invento que revolucionó el mundo, las bolsas. Sí, es utensilio que nos permite llevar varias cosas dentro de ellas y que, tras la mayoría de las compras, nos regalan para poder transportar lo que acabamos de comprar. Bueno, en grandes supermercados nos regalaban, pues con la excusa del medio ambiente, las han retirado y ahora hay que llevar unas propias. Pero bueno, esto se sale de lo que quería contar...

La bolsa, utilizada por todos, y todas agradecidos. Nos permite llevar un montón de cosas que no podrías llevar directamente con las manos. De hecho, en ocasiones metemos más cosas de las que deberíamos y, ¿quién no ha roto una bolsa por exceso de peso? ¿Quién no se ha clavado las asas en los dedos hasta que se nos han puesto blancos con tal de hacer un viaje menos en los transportes?

La bolsa, ese poco reconocido utensilio que tanto nos ha ayudado.

Pues bien, hoy he ido a la farmacia (por suerte, voy poco, muy poco) y me han dado una de esas ridículas bolsas que dan en las farmacias. Tan pequeña que a la farmacéutica le ha costado meter la caja del medicamento en ella. Es más, diría que enana. Y las antiguas bolsas de los grandes supermercados se podían reutilizar para un montón de cosas, hasta como bolsas de basura, pero a ver quien es el guapo que usa una bolsa de farmacia para tirar la basura. Que cabe, ¿una lata? En algunas creo que ni eso.

El colmo ha sido cuando hoy me han dado una de estas ridículas bolsas ¡sin asas! Vamos a ver, señora farmacéutica, ¿para qué sirve una bolsa ridícula sin asas? Se lo digo yo, ¡para nada! Creí que no podrían sorprenderme con algo más ridículo que las esas bolsas enanas, pero... ¿sin asas? Si al final la tengo que llevar en la mano, como si no me hubiera dado nada.

Ustedes sí que deberían pensar en el medio ambiente y dejar de regalar estas inutilidades.

Y de paso, si pueden, pídanles a los grandes supermercados que las vuelvan a regalar...